Mantenimiento: 8 señales de que tu comunidad es una ruina

Conserjería, mantenimiento, limpieza y jardinería

En esta ocasión vamos a lanzar una oda al mantenimiento en las comunidades de propietarios. Porque lo dejas correr, lo conviertes en un problema del futuro, y te encuentras con que vives en la inmundicia. Como hemos afirmado en incontables ocasiones, las comunidades de propietarios tienen una particularidad muy de la raza humana y difícilmente equiparable en la naturaleza. Al parecer, según testigos presenciales, en muchas de ellas no se contempla lo común como algo de todos. Pueden apreciarse casos similares en el cuidado del mobiliario urbano de los municipios.

La tendencia a tener el bolsillo bien agarrado cuando toca decidir el importe de la cuota deriva en lo comúnmente conocido como edificio en decadencia. En muchos casos, el deslustre común no se manifiesta hasta que una vivienda es puesta a la venta o hasta que se produce el fenómeno de la huida masiva de inquilinos. Es en esos momentos cuando la situación real de la comunidad de propietarios ve la luz.

¿Te ves reconocido en el supuesto de comunidad en ruinas? Te damos pistas:

¿Qué vamos a ver?

Mantenimiento en la comunidad de propietarios

¿Cómo saber si tu comunidad está en ruinas?

1 – Humedades misteriosas

Tu comunidad es una ruina cuando las humedades son inesperadas e incontrolables. Llueve un poquito y la pared del 3ºD se pone negra. El del ático lava la jaula del periquito y el de abajo se encuentra con un parque acuático en su baño. En principio, la aparición de este tipo de humedades tiene más que ver con el paso del tiempo que con el mantenimiento. Año tras año, los materiales se deterioran y cada vez es más probable encontrarse con filtraciones. Estas reparaciones, si se hacen bien (levantar todo e impermeabilizar), son caras. Si se prefiere optar por soluciones más baratas (echar un poquito de clorocaucho), posiblemente el problema reaparezca en 3 ó 4 años.

2 – Paredes de color panza burro

Se dan casos de comunidades en las que definir el color de las paredes es una tarea de gran ingenio. Sin embargo, contar huellas de zapatillas, resbalones de mudanzas y fluidos corporales parece ser bastante más sencillo. Por descontado, hay un problema de comportamiento. Pero es que en ocasiones ese incivismo se dio hace 10 años y nadie ha movido un dedo por disimularlo. Una manita de pintura una vez en la vida no hace daño y alegra los corazones.

3 – Colapso de los canalones

Sabremos que los canalones han colapsado cuando empecemos a sufrir humedades. Sí, también salen por eso, porque son un incordio. En los días de lluvia, se reconocerán las zonas calientes por la increíble reproducción del Monasterio de Piedra que se apreciará en las fachadas. Notición: aquí sí hay un problema de mantenimiento. La limpieza de canalones es necesaria. Además, con el paso del tiempo habrá que ir revisando que toda la instalación esté en su sitio. Aquí la comunidad tiene dos opciones: o contratar el mantenimiento o estar pendiente para avisar a la empresa de canalones a la menor incidencia. Repetimos: a la menor. Porque si dejamos pasar la menor, llega la mayor, y a nadie le gusta la mayor.

3 – La maldita puerta del garaje: otra vez

Foto célula y motor serán las palabras que más escuches cuando día tras día te encuentres encerrado en el garaje. En el principio de los tiempos escribimos un post sobre las puertas de garaje. En resumen y al grano: las puertas hay que mantenerlas. La limpieza, la buena lubricación y un correcto mantenimiento de las piezas son fundamentales para el buen funcionamiento de las puertas. En el caso de que la puerta del garaje de tu comunidad tenga 30 años, es normal que haya que cambiar alguna cosilla que otra. Si la comunidad tiene 5 años, preguntaos si hay algún propietario con alma de ingeniero.

Problema: una comunidad de propietarios de 10 viviendas paga lo mismo por el mantenimiento de la puerta del garaje que una de 30. Y a veces no salen las cuentas. Optar por reparaciones puntuales es perfectamente legítimo. Eso sí, contad con que las empresas de mantenimiento darán prioridad en sus avisos a aquellas comunidades con las que hayan suscrito un contrato.

4 – ¿En serio no funciona el telefonillo?

Lo del telefonillo no es casualidad. Casi nunca nada es casualidad. Hay una ineludible relación entre la salud del telefonillo y su situación en la pared. Obviamente, el toqueteo de dedos influye, pero ese es más o menos el mismo en todas las comunidades. Sin embargo, sí que se aprecia una fatal recurrencia a la hecatombe en los telefonillos situados a la intemperie. Si ves tu telefonillo ahí reconocido, valorad hacerle un tejadillo donde cobijarlo.

5 – El desplome del vallado

Si se desata una ciclogénesis explosiva con vientos huracanados de 150km/h y el vallado pasa a mejor vida, no pasa nada. Todos nos alegramos de que el susto se haya quedado en eso y seguramente pague el consorcio. Si sopla una suave brisa y el vallado cae, ¿en qué estabais pensando? Obviamente, cuando algo así pasa en el 90% de los casos estamos ante un supuesto de “y luego que si la abuela fuma”. O es un problema de la propia valla (enganches, óxido, etc.) o la superficie que la sujeta no está en buen estado. En ambos casos, la reparación es cara y la abuela no viene a cuento.

6 – Lluvia de estrellas

La comunidad adolece de lluvia de estrellas cuando los sensores de la luz llevan una vida paralela. También se identifica con el dulce titilar de las luchadoras bombillas en su batalla por la supervivencia. Es un momento revelador al alcance de unos pocos pasear por los pasillos y sentir como todo a tu alrededor se ilumina porque sí. Porque tú sí que vales. Si esos momentos televisivos no son del gusto de la comunidad, preparad la cartera. Si os rascáis un poco el bolsillo, un instalador electricista os la va a dejar niquelada. Si la cosa ya se os había ido de las manos, aprovechad y cambiad al LED.

7 – Problemas de cerrajería

Si el muelle nunca tiene la fuerza adecuada, tenéis un problema. El cerrajero terminará aburrido de acudir a la comunidad. A lo mejor llega el momento de cambiar de puerta. ¡Sorpresa! Otro síntoma de cerrajería en decadencia son los sufridos bombines. Te vamos a contar un secreto: cuando en la comunidad hay millones de llaves y algunas se parecen entre ellas, también tenéis un problema. Aquí se presenta un misterioso fenómeno de deterioro de bombines que desemboca en la sempiterna presencia del cerrajero en la comunidad. Un consejo: dejaos de tonterías y encargad la misma llave para todo lo posible. Puede parecer rarete en términos de seguridad, pero los bombines os lo agradecerán y las visitas del cerrajero se espaciarán.

8 – Decrepitud en los juegos infantiles

La decrepitud de los juegos infantiles se manifiesta cuando empiezas a tener miedo de que tu hijo baje a jugar al jardín de la comunidad por si coge el tétanos o el tifus. O encontramos superficies pulidas y ausentes de trampas o lo mejor es no ser. Mejor un trozo de arena en el que jugar a las chapas y desollarse las rodillas que volver a casa con un miembro menos.

Pagar cosas de la comunidad de propietarios duele. Nadie va a ocultar lo evidente. Duele. Sin embargo, un buen saldo en la comunidad repercute en la calidad de vida de los habitantes del inmueble. Eso es un valor añadido. Por eso, cuando te abrume el mantenimiento de la comunidad de propietarios, ve más allá de lo que tienes que pagar ahora y piensa en lo que te tocará pagar después. Si no sabes dónde acudir para llevar un buen mantenimiento de tu comunidad, consulta nuestro directorio de profesionales.

 

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