El vecino moroso es toda una institución en toda comunidad de vecinos y es un ejemplar indispensable en toda fauna vecinal que se preste. Lo paradójico del asunto es que la vida en comunidad del vecino moroso discurre entre reclamaciones. Es un individuo de incansable faceta reivindicativa, por lo que será el primero en dejar bien claro que hacen falta reformas en las zonas comunes, que las paredes de su vivienda tienen humedades, pero que debe ser la comunidad quien se haga cargo del gasto, o que su plaza de garaje está siendo invadida. Todo pueden ser causas muy nobles, si sólo estuviese al corriente del pago de la cuota de la comunidad…
Entre los milagros del vecino moroso reside la gran hazaña de prolongar su deuda en el tiempo. El mecanismo es sencillo ¿Qué debe 5 meses de cuota desde marzo? Pues el próximo mes pagará la cuota de marzo, pero no la del mes en curso. De esta forma, cuando se siente acorralado, es capaz de prolongar la misma cantidad de deuda por tiempo ilimitado.
Lo llamativo del asunto es que el resto de vecinos guardan la inquina en su interior y mantienen la compostura y el saludo en el ascensor mientras el mal les corroe por dentro. Es al prolongar esas situaciones cuando la bola de nieve comienza a cobrar límites insospechados y entran ganas de marcarle como la letra escarlata. ¿Cómo? Pues pegando notitas en el portal indicando el total que adeuda. A ver si le da la misma vergüenza cada vez que osa presionar el interruptor de la luz del portal, que pagan el resto de vecinos de la comunidad de vecinos con su cuota.
Sin embargo, las generalizaciones son odiosas y, en demasiadas ocasiones, peligrosas. Lo de ir pregonando que es un moroso no es diplomático y pasa de puntillas por la situación personal que tenga el vecino moroso, ya que tal vez esté pasando por serios problemas económicos. Seamos empáticos:
¿Cómo enfrentar al vecino moroso?
Lo primero que hay que tener en cuenta es quién es dueño y señor de la verdad absoluta en esta situación. En este caso, la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) indica que todo propietario que viva en una comunidad de vecinos está obligado a pagar sus cuotas, como todos los demás. Un vecino moroso es aquel que no está al corriente de pago de sus obligaciones vencidas y exigibles. El periodo para ser así consideradas comienza en el vencimiento del periodo fijado por la Junta o por los Estatutos. A partir de este momento, los vecinos pueden ponerse de acuerdo para privarle de su derecho al voto en las Juntas y para visibilizar su morosidad.
Teniendo en cuenta que somos personas sensibles, lo primero que debemos hacer es comunicar nuestras quejas al Presidente y al Administrador de Fincas, aunque seguramente éste último haya sido el primero en darse cuenta del impago y que ya se haya puesto en contacto con el Presidente para ver cómo afrontan el asunto. Pero toda presión es poca por una causa mayor. La idea es que, como buenos vecinos, ofrezcamos al vecino moroso una modalidad de pago especial que le haga ir poniéndose a corriente de pago de forma progresiva.
Sin embargo, en más ocasiones de las que nos gustaría, lo de ser moroso es una reivindicación en sí misma y no obedece a situaciones coyunturales. El patrón es el sentimiento de que la sociedad les debe algo y, por lo tanto, sus vecinos deben pagar sus gastos mientras ellos disfrutan del último modelo en televisores inteligentes o de unas fabulosas vacaciones en algún destino exótico
La verdad es que muy bonito el asunto no es. Y, con todo, el vecino moroso sigue reticente a soltar los duros. Entonces lo más apropiado sería tirar por lo legal: los vecinos deben unirse, todos a una y reunirse en Junta de Propietarios para acordar por mayoría el reclamo de esos pagos pendientes por vía judicial ¡Que tiemble el moroso!
Una vez se decida seguir esta vía, el vecino honrado no debe perder los nervios por la que se viene encima, porque, por regla general, serán los servicios jurídicos facilitados por el Administrador de Fincas los que se ocupen del tema. Ellos presentarán en el Juzgado de Primera Instancia la petición de los vecinos, en la que se detallarán los datos del moroso y la dirección del inmueble en el que habita (gracias a la generosidad de sus vecinos), la cantidad total que debe y los gastos adicionales que ha podido generar su deuda, como recibos devueltos por el banco.
Mientras todos los vecinos continúen con sus apacibles vidas, será el juez el que actúe y decida con buen criterio e imparcialidad. ¿Puede haber algo más sencillo? No hace falta hacer crecer la bola de nieve ni pensar en planes malignos para afrentar al vecino moroso, como pegarle el felpudo al suelo o darle azúcar la próxima vez que llame pidiendo sal.
Lo mejor para todos es mantener las normas de vecindad y llevar una convivencia fluida. ¿Puede haber algo más bonito, aparte del nuevo césped artificial, que devolver la concordia a una comunidad de vecinos?
Ya sabemos que todos contamos con un vecino moroso, pero cuéntanos: ¿cómo es el tuyo? ¿En qué situaciones surrealistas te has llegado a ver envuelto? ¿Eres tú el vecino moroso y tus vecinos han convocado un aquelarre contra ti? ¡Queremos saberlo todo! Así que compártelo con nosotros en los comentarios o en nuestra página de Facebook.
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