¿Cómo crees que afectan las tuberías viejas a tu día a día? Todos nos hemos visto envueltos alguna vez en esa compleja situación en la que, estando plácidamente dormitando en la cama tras una larga jornada, comenzamos a escuchar crujidos en nuestras paredes y toda suerte de ruidos nocturnos. La reacción natural del ser humano en ese momento es la más madura posible: agarrar la sábana por su extremo, elevarla lentamente sobre el rostro y esperar cobijados a que todo pase.
En su versión avanzada, también es plausible coger el móvil y contactar con algún progenitor, porque “¿quién sabe si esos ruidos no son fruto de la aparición de temibles espectros?” “¿Qué nos llevaría a pensar que contamos con tuberías viejas?
Obviamente, el envejecimiento de las cañerías nunca será nuestra primera opción a contemplar. Nosotros somos duchos en la ciencia de la vida, además de seguidores acérrimos de Iker Jiménez, y sabemos que, si es de noche, hay ruidos extraños y comienza a surgir un olor pestilente así como a huevos podridos, debemos empezar a prepararnos para lo peor. Sabemos que hay que ser precavidos para no acabar como Carol Anne, que empezó hablando a una tele y terminó haciéndolo a través de ella.
¿Qué vamos a ver?
Tuberías de hierro galvanizado
Tras el contacto con el progenitor competente, éste hace notar que los olores y sensaciones son más agudos en el baño y en la cocina. Entonces, ¿qué puede significar eso? ¿Estamos ante una aparición estrella de una prima lejana de “Myrtle la Llorona”? Según tus padres, no. Ellos son más de pensar que si tu casa tiene ya muchas primaveras sobre sus paredes, tal vez también tenga tuberías de hierro galvanizado. En efecto, este material es habitual en las instalaciones de fontanería antiguas y suele adolecer mucho de óxido y corrosión.
Sabrás que tus tuberías de hierro galvanizado están agonizando cuando el agua que discurre por sus venas adopte diferentes colores. Marrones, ocres, rojizos… Da una nueva vida a tus aburridas duchas matinales. También notarás que cada día tus vasos de agua saben un poquito más a metal.
Si la cosa presupuestaria no está para echar cohetes, puedes intentar una alternativa al cambio de las cañerías. Instala manguitos electrolíticos en las conexiones hierro-cobre. Por ver si hay suerte. Si no la hay, ahorra. Tendrás que cambiar la instalación por una más moderna y segura.
Pero aunque no lo creas, puede haber algo más terrorífico que las tuberías de hierro galvanizado o incluso que el inicio de psicofonías en tu hogar. Son las tuberías de plomo.
¿Cómo saber si las tuberías son de plomo?
Sí, sí. Hemos dicho plomo. Sabrás si tus tuberías son de plomo si son de un metal de color gris mate y blando como para poder ser rayado con una llave sin dificultad. Dirígete a las tuberías que conectan al contador de agua y localiza la llave de paso. Si está hecha de metal, ráspalo con una llave o moneda. Si no te cuesta trabajo rayar la tubería y el rayajo que queda es además de color gris. Lo más probable es que tus tuberías sean de plomo.
El uso de este material es cada vez más restringido porque… es tóxico para el ser humano. El plomo en la instalación de cañerías era habitual antes de 1975, así que ojo. Si sospechas que tus tuberías son de plomo, por la edad del inmueble y porque las identificas con ese metal (gris y blandito), también es recomendable que pidas un análisis del agua a la empresa que lo suministra antes de meterte en alguna obra. Es decir, si vives en Madrid, lo solicitas al Canal de Isabel II. Si vives en Alcalá de Henares, Guadalajara, etc. deberás solicitarlo a Aguas del Sorbe.
Por supuesto, hoy en día las instalaciones de plomo están prohibidísimas, así que no las verás en construcciones nuevas. Si la tuya es de plomo, no bebas agua del grifo ni la utilices para cocinar. Deberás empezar a pensar en cambiar la instalación. Y no sólo eso. Si por lo que sea va a haber alguna otra reforma en el inmueble, es obligatorio cambiar las tuberías de plomo por una instalación más segura.
Simplemente viejas
Por alguna razón que se nos escapa, las industrias de antaño no cuentan con la tecnología de las de ahora, con lo que las tuberías son más cortas y tienen muchas juntas que, sea de paso, sufren con el tiempo. Pero la confusión persiste, ¿entonces son las juntas o el deterioro de las cañerías? La opción ‘psicofónica’ sigue pareciendo plausible.
Tuberías viejas de la comunidad de propietarios
No queda ahí la cosa. Algo debe de andar muy podrido por la comunidad de propietarios, porque el vecino tiene el mismo problema. ¿En qué momento era pintoresco vivir en un edificio histórico? Esto cada vez se parece más al Palacio de Linares. O lo parecía, porque tras la revuelta vecinal el Presidente toma cartas en el asunto, se pone en contacto con el Administrador y decide revisar el sifón general comunitario. ¿Quién podría pensar que una cosa así existe para evitar el retorno de los malos olores desde la red municipal? ¿Y las bajantes también son comunes? Respuesta afirmativa. Además, la comunidad de vecinos debe responsabilizarse de las obras para “el adecuado sostenimiento y conservación” de los servicios del inmueble [Ley de Propiedad Intelectual Art. 10.1 §a].
¿Qué conclusión se puede sacar de este completo despropósito?
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Si escuchas ruidos nocturnos, te puedes esconder la primera noche y llamar a tus padres si quieres, pero al día siguiente comienza los trámites para revisar el estado de tus tuberías, de sus juntas, del estado de las bajantes de la comunidad de propietarios y del de los sifones: el tuyo y el de la comunidad.
Si tras la revisión el problema sigue sin ser identificado, pon cuarzos por la casa, bolsitas con lavanda y romero y un difusor con agua bendita. Toda ayuda será poca con la que se te viene encima.
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